Noviembre trae consigo solemnes conmemoraciones en el Día de los Veteranos y el acogedor Día de Acción de Gracias.
Este mes está cargado de importancia histórica para quienes tienen un vínculo con una de las catástrofes más desgarradoras de la Segunda Guerra Mundial.
El hundimiento del HMT Rohna cobró la vida de 1,015 soldados estadounidenses el día después de la festividad de Acción de Gracias en el año 1943. Catherine Ladnier de Greenwich tenía un tío llamado Bill, uno de los sobrevivientes de aquel día. Muchos de los que no sobrevivieron tenían vínculos con Connecticut.
“La unidad más grande en el HMT Rohna era el 853º Batallón de Ingenieros de Aviación”, explicó Ladnier. “Mi tío Bill era teniente. Se encontró con sus hombres que llegaron de Bradley Field (en Windsor Locks). El batallón 853 era la unidad más numerosa en el Rohna. Perdieron al 62% de sus hombres. Había otra unidad asociada a Connecticut, no tan grande, el 322º Escuadrón de Control de Caza, cuyo entrenamiento había tenido lugar en Yale”.
En total, según Ladnier, 16 hombres que se habían criado en Connecticut murieron aquel día.
“West Haven perdió a tres de sus hijos, todos ellos compañeros de escuela secundaria y quienes ingresaron al Ejército al mismo tiempo”, dijo Ladnier.
A pesar de que el hundimiento del Rohna ha quedado grabado en la historia como el peor incidente de pérdida de vidas estadounidenses en alta mar, la historia es prácticamente desconocida.
El director de cine Jack Ballo, quien pronto finalizará el documental titulado “Rohna Classified”, nos explica el porqué.
“Fue confidencial durante décadas tras el fin de la guerra”, dijo Ballo. “Hay quienes sostienen que se debió a una confusión al ser un barco británico con soldados estadounidenses. Otros dicen que era el departamento de guerra encubriendo los errores que cometieron”.
Ballo revela los funestos detalles de aquel trágico día: El barco estaba abarrotado, los botes salvavidas no funcionaban y a los soldados se les entregaron unos cinturones salvavidas que no conocían en lugar de los habituales chalecos salvavidas navales.
El Departamento de Guerra, en su afán por ocultar sus errores, optó por clasificar el incidente como confidencial, privando de información a las familias afectadas durante mucho tiempo.
Dado que el Departamento de Guerra había clasificado como confidencial la información sobre el desastre del Rohna, los sobrevivientes, entre ellos Bill, el tío de Ladnier, fueron obligados a guardar el secreto.
“Mi tío Bill le escribía a mi madre y le decía: 'Esas preguntas que me has hecho tendrán que quedar sin respuesta’”, cuenta Ladnier. Las familias tuvieron grandes dificultades para obtener información sobre sus seres queridos. Las cartas enviadas a soldados en el Rohna fueron devueltas con el sello “No entregable. Fallecido”, sin otro tipo de información.
Ante la decisión del Gobierno de mantener en secreto tal catástrofe, Ladnier entiende el razonamiento, pero se lamenta.
“Desearía que en el caso del Rohna las familias no hubieran tenido que esperar tanto tiempo para saber lo que realmente les ocurrió a sus hijos”, señaló.
Ballo, quien comparte el mismo sentir, hace hincapié en el dolor que sufren las familias cuando se les priva de la verdad.
“Miles de padres partieron a sus propias tumbas sin saber nunca cómo murieron sus hijos”, dijo. “Simplemente, nunca volvieron a casa”.
El documental de Ballo “Rohna Classified” se estrena el 25 de noviembre en Nueva Jersey. Para obtener más información sobre “Rohna Classified”, visite rohnaclassified.com.