Cuando conocimos al Dr. Bolívar Arboleda Osorio en la ciudad de Caguas hace unas semanas, habló sobre su experiencia tratando pacientes de las secuelas de la tormenta, primero vinieron las víctimas de trauma, luego vinieron los casos crónicos y graves que se convertían en emergencias a medida que avanzaba el tiempo y la electricidad permanecía apagada. Los registros electrónicos estaban atrapados en la nube. Como los pacientes no podían llamar para una cita, simplemente se presentaban.
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Las cosas están un poco mejor ahora. Arboleda Osorio dijo que su casa no tiene energía eléctrica, pero que el hospital en el que trabaja sí tiene. Lentamente se están logrando pequeños progresos. Pero él piensa también a largo plazo, y está preocupado.
"Tengo una amiga mía, que es ginecóloga", dijo. "Ella decidió no reabrir la consulta. Decidió que eso era todo. Que no regresaría".
Gran parte de Puerto Rico aún está en modo de respuesta de emergencia, ya que aún hay limitaciones en el suministro de agua y electricidad, casi dos meses después del ataque del Huracán María". Pero estas preocupaciones inmediatas podrían conllevar a problemas a más largo plazo. A Arboleda Osorio le preocupa que la tormenta conlleve a otra clase de escasez: la de doctores.
Su consultorio estaba bien después de María. No perdió las ventanas. Pero a otros, del mismo edificio, se les volaron las ventanas.
"Algunos perdieron todo, sus consultorios", dijo Arboleda Osorio. "Así que se están mudando a los consultorios de sus amigos para tener al menos un lugar donde trabajar. Otros que habían estado pensando en mudarse a los Estados Unidos decidieron que ahora sí. Que se van".
Ahora, a él le preocupa que María empeore un problema ya existente. Los doctores se han estado yendo de la isla por años. Por muchas razones, incluso bajos reembolsos federales por los procedimientos, los médicos desde hace mucho ganan menos dinero en Puerto Rico que el que podrían ganar en tierra firme.
"En los últimos años, hemos perdido médicos a una tasa cuatro veces mayor que la tasa de emigración. Las personas se están mudando, se están yendo a otras partes. No solo por la economía. Es porque no se sienten seguros", dijo. No sienten que el gobierno será capaz de aportar para el bienestar de todos".
Para empeorar las cosas, el doctor dice que los cirujanos jóvenes también se están yendo. Dijo que pocos estarán allí para sustituirlo.
"Solo teníamos un programa hasta hace cuatro o cinco años", dijo. "Y ese programa graduaba a cinco cirujanos generales al año. La mayoría de ellos se van a hacer una subespecialidad, cuando lo hacen, generalmente se quedan en los Estados Unidos".
Las cifras son malas. Su hospital necesita 250 doctores, pero solo tiene 200. En toda la isla, solo hay 200 cirujanos para atender a 3,5 millones de personas, dijo. Y dijo que la mayoría de estos cirujanos tienen unos 60 años de edad.
Así que él, también, se enfrenta a una elección. Arboleda Osorio y su esposa, quien también es doctora, podrían irse muy fácilmente. Pero no lo harán.
"A lo largo de los años, hemos recibido una serie de ofertas para mudarnos a los Estados Unidos", dijo él. "Por supuesto, tenemos dos hijas en Connecticut. Así que ha sido tentador. Pero sabemos que le debemos a nuestra gente lo que somos".
Y es ese sentimiento de deuda y de deber lo que parece mantenerlo a él y a su esposa en la isla.
"Creo que Dios nos dio esa oportunidad por alguna razón", dijo. "Y esa razón, para mí, es dar de vuelta cuanto podamos a las personas que nos rodean".
Él dice que han recibido muchas oportunidades para tener éxito en Puerto Rico, demasiadas para dejarlo atrás.
Esta historia es parte de “The Island Next Door,” el proyecto de información de WNPR sobre Puerto Rico y Connecticut, después del Huracán María.