“Con tres maletas y la bendición de Dios”, Xaimar Cruz Cruz se marchó de Puerto Rico a Connecticut tras el paso del huracán María, cuyo octavo aniversario se cumple este sábado.
Tiene tres hijas, es madre soltera y oriunda de Guayama, justo en la costa sureste de la isla y cerca de Yabucoa, municipio por donde entró el ojo del ciclón el 20 de septiembre de 2017.
“Yo no me despedí... No les dije ‘adiós’ a mis padres; solo le dije a uno de mis hermanos ‘cuídamelos’, y cogí rumbo”, expresó, conmovida, vía telefónica a El Nuevo Día.
Cruz Cruz recuerda tener que viajar hasta dos horas para intentar contactar a su familia, en momentos en que el 95.6% de las torres de telecomunicaciones estaban fuera de servicio. En una de esas búsquedas, logró tener una llamada con unos familiares que vivían en Connecticut.
“Cada día era más crisis, no había recursos y era tanta la presión de ver a mis hijas… así que tuve que tomar la decisión, pero, hasta el sol de hoy, me cuesta, y todavía me duele”, admitió.
Se estima que más de 300,000 puertorriqueños se mudaron a Estados Unidos como secuela de los huracanes Irma y María. Un sondeo subvencionado por la Fundación de Hartford para Donaciones Públicas (HFPG, en inglés) reveló que cerca de 13,000 se fueron a Connecticut.
“Comenzaron a llegar en noviembre, muchos a vivir con familiares, pero casi todos se fueron a otros estados o regresaron a la isla, y solo se quedaron unos 5,000 o menos”, indicó, por su parte, Charles Venator Santiago, uno de los autores del informe y fundador de la Iniciativa de Estudios Puertorriqueños de la Universidad de Connecticut.
El estudio de la HFPG reveló que los principales pueblos de procedencia de los boricuas que emigraron fueron Ponce, San Juan, Guayama, Humacao, Cidra, Aibonito, Caguas, Morovis y Toa Baja.
“Llegaron en medio del invierno, muchos en sandalias y sin vestimenta de frío. Vivieron en hoteles por meses, pero ellos rápido preguntaban dónde podían trabajar”, afirmó, en tanto, Aura Luz Alvarado, directora de Relaciones de la Comunidad del Consejo de Educación de la Región de la Capital (CREC, en inglés).
Diversidad de ayudas
En noviembre de 2017, el CREC inauguró lo que fue el Centro de Ayuda Para Nuestros Amigos Caribeños, un espacio para apoyar a estas familias.
En cinco meses, recaudaron más de $150,000 y ayudaron a 653 familias y 2,612 individuos, “dos o tres personas de Bahamas, pero, la realidad, casi todos puertorriqueños”, detalló Alvarado.
“En aquel momento, estaba abierta a moverme a cualquier parte de Estados Unidos, hasta que recibí una llamada de una tía que vivía en Connecticut hace más de 30 años”, contó Bianca Noroñas Lebrón, natural de San Juan y quien emigró a Hartford.
Noroñas Lebrón tenía, entonces una niña de 3 años –ahora cumple 10–. El deterioro de los servicios de salud y educativos, aseguró, la hizo tomar la determinación “de buscar un mejor futuro para su niña”.
“A mí me ayudaron hasta con el primer mes de renta de un apartamento y a sacar el seguro médico”, señaló.
Según los resultados del sondeo de la HFPG, un 70% de las familias boricuas que llegaron a Hartford, donde el 37% de la población es puertorriqueña, tenían ingresos de menos de $24,999 anuales. Esto, en un escenario donde el ingreso promedio de la población del estado es de $91,665.
“Yo entrevisté como a 10 parejas de adultos mayores que me dijeron que vivían con $5,000 anuales”, sostuvo Venator Santiago.
El CREC movilizó a 380 voluntarios y coordinó el trabajo de ocho agencias locales y estatales para reunir recursos y donaciones esenciales, entre ellas, la Cruz Roja Americana y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.
“Los ayudamos con los gastos de depósitos para los apartamentos, para sacar sus licencias y les hicimos actividades a los niños como, por ejemplo, el Día de los Reyes Magos”, añadió Alvarado.
El gobierno de Connecticut también destinó $4.4 millones para ayudar a los desplazados por María. De ese presupuesto, $1.5 millones fueron para necesidades de asistencia social y vivienda, $2.9 millones para los sistemas escolares y $500 mil para entidades comunitarias.
En ese sentido, el distrito de las Escuelas Públicas de Hartford inauguró el programa “Paso a Paso” en busca de reclutar maestros puertorriqueños por la llegada repentina de 459 estudiantes boricuas después del huracán.
Regresar o quedarse
A quienes partieron, les persigue siempre la misma pregunta: “¿Quieres volver a Puerto Rico?”.
Cruz Cruz quisiera regresar. “Tengo la experiencia en el campo del trabajo social para laborar allá. He estado aplicando, pero no me llaman. Además, el salario mínimo versus el costo de vida no me conviene”, expuso.
En Puerto Rico, trabajaba como cajera en una megatienda durante la noche. Dice estar clara de que las oportunidades que tiene en Connecticut no las tendrá en la isla.
“Y fui testigo de todas las filas de paletas de ayuda que juntamos aquí para mandar a la isla. Cuando vimos en las noticias que estaban escondiéndolas, eso a nosotros nos dolió tanto, era una impotencia terrible, pero seguimos aquí”, afirmó.
Eso la motivó a seguir trabajando con la sociedad. Ahora, colabora con organizaciones sin fines de lucro como especialista en apoyo comunitario y gestión de casos.
Una de sus hijas se graduó de escuela superior y, “al otro día, tenía pasaje para regresar a Puerto Rico, nunca se adaptó”. La pequeña, por el contrario, no habla casi español.
Los padres de Cruz Cruz le dicen que no vuelva, que cada vez la isla “está peor”.
Norañes Lebrón, por su lado, ahora es directora del Centro Maternal Infantil del Consejo de Salud Hispano, el lugar donde hizo voluntariado cuando llegó al estado post-María. “Eso me animó a querer hacer mi maestría en salud pública, y ahora trabajo allí”, narró.
En su caso, ella y su hija han logrado “avanzar mucho”, pero no vislumbran regresar a Puerto Rico, aunque dice que el lado emocional es el más difícil.
“Hay días que uno se pregunta qué es el progreso, si es lo que uno logra o el amor por la familia, y uno está todo el tiempo con esas luchas internas preguntándose ‘¿qué hago aquí?’ o ‘¿por qué no me quedé allá?’, pero no es así de fácil”, finalizó, estremecida.