César López se sintió transportado a su infancia en Guayaquil, Ecuador, mientras disfrutaba de la música tradicional andina y la danza folclórica de la región del Chimborazo, que formaron parte de la celebración del día del Primer Grito de Independencia de Ecuador el domingo, en el Capitolio Estatal, en Hartford.
“Estas canciones, estos bailes, me traen recuerdos muy bonitos”, expresó López. “Tuve que contener las lágrimas para que no se me salieran”, añadió.
López, quien es miembro del comité de Ecuatorianos Unidos en Connecticut, ayudó a organizar el evento, en el que se celebraron 216 años desde que Ecuador emprendió su lucha contra el dominio español.
Conocido como el día del Primer Grito de Independencia, el 10 de agosto es el día en que los ciudadanos de Quito, actual capital de Ecuador, dieron inicio a su rebelión por la independencia.
Tu propio grito de independencia
Los ecuatorianos que se dieron cita a esta celebración en Hartford tuvieron la oportunidad de conocer esta historia y cómo se asemeja a la trayectoria de los ecuatorianos que han migrado a los Estados Unidos.
“Aquel proceso, que duró 12 años hasta lograr la independencia, se parece mucho a las experiencias de los migrantes que viven en otro país”, señaló Verónica Barragán, maestra de ceremonias. “Tú también estás escribiendo tu propio grito de independencia cuando hablas en inglés con acento, cuando tienes dos trabajos para poder pagar la universidad de tu hijo, cuando abres un negocio en un lugar que no entiendes, [y] cuando sigues adelante aunque eches de menos el pan de yuca y a tu mamá”.
Barragán dijo a la audiencia que el 10 de agosto no pertenece solo a Quito, sino a todos los latinos que quieren buscar una vida mejor aunque les duela abandonar su hogar.
Más tarde, López pidió a los asistentes que alzaran su voz en favor de los inmigrantes en sus propias comunidades locales.
“Nuestra voz tiene peso allá fuera”, observó López sobre la comunidad ecuatoriana, “pero necesitamos otras voces que promuevan nuestro mensaje [a favor de los inmigrantes]”.
Las constantes redadas de deportación en Connecticut y en todo el país afligen a López.
“No es la América que solía conocer”, admitió. “Si mis hijos o yo salimos de casa, tenemos que llevar nuestro pasaporte por si nos piden identificación. Es algo que me entristece, pero soy muy optimista de que las cosas no van a ser así siempre”.
Desde el inicio del segundo mandato del presidente Trump, los ecuatorianos han sido el grupo inmigrante con más arrestos por agentes federales de inmigración en Connecticut, según un análisis realizado por Accountability Project de Connecticut Public.
“Lo que está pasando ahora mismo no es justo porque nosotros [los inmigrantes] estamos haciendo que este país prospere”, dijo López. “Pero mantenemos el optimismo de que las cosas cambiarán”.
López dijo que se sintió motivado al ver que el congresista John Larson y el senador estatal Saud Anwar expresaron su apoyo a la comunidad inmigrante en el evento.

Una tradición viva
La sala quedó en silencio mientras una mujer vestida de colores vistosos y estampados elaborados sollozaba y abrazaba una muñeca contra su pecho. Detrás de ella, un hombre también sollozaba mientras se despedía antes de abandonar Ecuador para migrar a otro país.
El grupo de danza Wayra Sisa, de Danbury, interpretó la escena como parte de su presentación en el evento. Era la historia de una familia que se despide de su padre, quien se marcha a buscar trabajo en otro lugar para poder mantener a su familia.
Una voz femenina se escuchaba por encima del lento rasgueo de un instrumento de cuerda mientras representaban la obra: “Lo único que lleva consigo es un corazón lleno de ilusiones y los ojos llenos de lágrimas, porque por mucho que quiera llevarse, no puede llevárselo todo, y toda una vida no cabe en una maleta”.
Tras la presentación, los bailarines corearon con gran energía mientras interpretaban una danza folclórica tradicional de la región del Chimborazo.
Este fue un momento especial para Jeremy Pinto, soldado de primera clase de la Guardia Nacional procedente de un hogar ecuatoriano en Windsor.
“La verdad es que nunca lo había visto en persona. Esta es mi primera vez. Siempre lo veo en las noticias. Siempre lo veo en YouTube. Así que poder verlo de cerca es increíble”, afirmó Pinto. “No podría estar más feliz de verlos”.
Pinto recibió un premio de reconocimiento durante el evento, momento que él calificó como uno de humildad y honor. Estar rodeado de tanta cultura ecuatoriana lo dejó maravillado.
“Sirvo a mi país con mucho orgullo, pero saber que la gente no ha olvidado sus raíces, que mantienen su legado vivo en un país que celebra tanto a los inmigrantes, significa el mundo para mí”, explicó Pinto.
Para López, eso es lo que hace que eventos como este sean tan importantes.
“Celebrar estos eventos nos ha ayudado a preservar nuestras tradiciones”, indicó López. “Así nos aseguramos de recordar nuestras tradiciones y de mantenerlas vivas”.