Elsa Bohorquez (derecha) baila al ritmo del vallenato, un género musical folclórico de Colombia, con sus dos hijas —Cielo Urrego (centro izquierda) y Gina Bohorquez (izquierda)—, su yerno y su nieto. La familia vino desde Bridgeport para celebrar el Día de la Independencia de Colombia en Stamford. “Aunque tengo que trabajar [en la mañana], estoy aquí para disfrutar”, dijo Bohorquez.
En el centro comercial Stamford Town Center, encontramos a Elsa Bohorquez. Luce una falda larga y amarilla que revolotea mientras ella baila al ritmo del vallenato, un género de música folclórica colombiana. La acompañan sus hijas: Cielo Urrego, que lleva una falda roja, y Gina Bohorquez, en una falda azul.
Mientras giran una alrededor de la otra, parece como si la bandera colombiana estuviera bailando con ellas.
“Vengo a celebrar aquí el Día de la Independencia en Stamford”, afirmó Elsa Bohorquez. “Aunque tengo que trabajar [en la mañana], yo vengo a rumbear”.
Los colombianos celebran el Día de la Independencia el 20 de julio, fecha en que dio lugar una insurrección en 1810, en la ciudad capital de Bogotá, que marcó el inicio de la guerra contra España por la independencia de Colombia. Esa guerra terminó en 1819 con la independencia de Nueva Granada, la actual Colombia.
Bohorquez vino con su familia desde Bridgeport para celebrar el Carnaval Colombiano. El evento fue organizado por la compañía de baile latino Ballet Folklorico de las Américas (BfAmericas) tras el éxito rotundo de su primera edición el año pasado.
Paola Garcia, directora de la compañía de baile, dijo que la organización se estableció en Stamford hace aproximadamente dos años.
“Cuando llegamos aquí, siempre intentábamos encontrar cosas colombianas, [como] música colombiana [o] celebraciones colombianas, pero no había nada”, dijo Garcia. “Así que pensamos: ‘Bueno, tenemos esta experiencia. Amamos a Colombia. Amamos nuestra cultura. Somos un grupo de baile, así que ¿por qué no lo hacemos?’”.
Según los datos del censo, los colombianos representan más del 5% de la población latina e hispana de Connecticut. Garcia entiende que el evento es una oportunidad de celebrar la cultura.
“Queremos que la gente entienda [eso], que no solo los colombianos, sino también las comunidades latinas, somos muy felices y tenemos mucho que ofrecer, no solo los estereotipos que tienen sobre nosotros”, expresó Garcia. “Queremos romper esos estereotipos y mostrarles la belleza y la resiliencia de nuestra gente”.
El evento también es una oportunidad para que los colombianos en Connecticut estrechen sus lazos comunitarios, recalcó Garcia. BfAmericas espera que el carnaval pueda convertirse en un evento anual.
“Realmente queremos darles el mensaje a los colombianos que nos sigamos uniendo como comunidad”, resaltó Garcia. “Que podamos construir ese tejido social. Porque estar lejos de casa, lejos del país, es un poco difícil”.
Encontrar a Colombia en Connecticut
En el carnaval, J.D. Ospina exhibió un juego de patio tradicional colombiano elaborado en su clase de carpintería por alumnos de las escuelas públicas de Stamford.
El juego del sapo o de la rana se parece al cornhole o el skee-ball. Para jugar, se necesita una caja de madera con agujeros en la parte superior y ranuras en la parte delantera. El objetivo es lanzar anillos hacia los agujeros y obtener puntos según la ranura donde caigan.
El proyecto tuvo una gran acogida entre muchos de los estudiantes latinos de Ospina, según él mismo afirmó.
“Sabían que era importante para su familia. Sabían que era algo significativo, porque sus familiares lo habían jugado cuando eran pequeños. Esto forma parte de nuestra identidad como colombianos, como sudamericanos: ser capaces de preservar nuestra cultura, ser capaces de preservar lo que hacemos”, explicó Ospina.
BfAmericas le otorgó un certificado de reconocimiento durante el carnaval por compartir su cultura colombiana con la comunidad local.

En la multitud, Erika Ayala cantaba sin inhibiciones y con todo su corazón, acompañando el vallenato que resonaba desde el escenario. Estar rodeada de tantos colombianos, así como de comidas, juegos y música tradicionales, le provocó un poco de nostalgia.
“Extraño el vallenato con el que crecí”, dijo Ayala. “Extraño el chontaduro y las arracachas. Extraño la gente, su felicidad y alegría. Extraño todo”.
Ayala añade que, aunque Connecticut nunca será su hogar de la misma manera que Colombia, el carnaval ayudó a llenar ese vacío.
El carnaval, dijo Ayala, le permite “sentirse libre”. “Me siento feliz al cantar un vallenato y que toda la gente se lo sepa. Me siento en casa”.
La madre de Ayala, Yadira Velasco, también se sentía como si estuviera de vuelta en casa.
“La alegría y el ambiente es totalmente diferente”, dijo. "Es tan bonito”.
Que viva Colombia
José Sánchez se presentó en el carnaval ataviado con un sombrero vueltiao tradicional y una ruana, que es un poncho colombiano hecho de lana.
“Sigamos apoyando estos eventos”, dijo Sánchez en un mensaje dirigido a sus compatriotas colombianos, “porque estos eventos abren puertas para todos [los latinos]”.
Su sobrina, Cindy Castillo, bailaba junto a él con una camiseta de fútbol colombiano y su propio sombrero vueltiao.
“Es importante apoyarnos mutuamente como colombianos y como parte de la comunidad hispana, especialmente ahora por la situación que, lamentablemente, viven los inmigrantes en este país”, afirmó Castillo.
Tanto Sánchez como Castillo dijeron que quieren exhortar a los colombianos a permanecer unidos.
“¡Y que viva Colombia!”, exclamaron al unísono. “¡Y larga vida a Colombia!”.