Las escuelas públicas de New Haven, Connecticut, se preparan para iniciar otro año académico, este próximo jueves, con retos conocidos, pero en busca de nuevas estrategias para enfrentarlos.
Al frente de esa misión, está la superintendente Madeline Negrón, de origen puertorriqueño, quien asegura que su compromiso con la comunidad se nutre de su propia historia migratoria.
“La educación es lo único que te sacará de este ciclo de pobreza”, le decía su padre cuando se mudaron, en 1983, del barrio Jagual, en San Lorenzo, al pequeño pueblo de Willimantic, en este estado. Negrón tenía solo 10 años y no hablaba inglés. De hecho, ninguno de sus padres terminó la escuela.
Después de derribar las barreras, asumió, en 2023, el desafío de liderar los 41 planteles escolares de New Haven, marcados por la diversidad de 19,000 estudiantes. El 50.5% son hispanos o latinos, mayormente puertorriqueños, el 31.4%, negros y el resto, blancos, asiáticos e indio-americanos.
Además, el 8.7% de los maestros son “de color”, terminología utilizada para referirse a los profesores que pertenecen a grupos étnicos fuera de la raza blanca.
Más allá de ser la primera latina en la silla de la superintendencia de las escuelas públicas de New Haven, la doctora Negrón recuerda sus inicios y mantiene firme el compromiso con abrir caminos equitativos a todos los alumnos.
“Pasé por la experiencia de que me trataran diferente porque me veía y hablaba diferente. Ahí, fue que entendí, desafortunadamente, lo que era el racismo”, sostuvo la líder educativa, en entrevista con El Nuevo Día.
De los períodos escolares anteriores, perduran tres retos principales este semestre que la dirección escolar busca sosegar: el ausentismo crónico, el bajo nivel de lectura y los recortes de fondos.
Ausentismo y pobreza
Después de la pandemia de COVID-19, las escuelas públicas en Connecticut han experimentado ausentismo crónico “porque ha sido difícil que los niños se reintegren”, explicó la puertorriqueña.
El ausentismo crónico surge cuando un estudiante falta a un 10% o más de los días escolares, sea por razones justificadas o injustificadas, y equivale a 18 días o más de ausencias.
Lo preocupante del ausentismo crónico es que, al ser prolongado y recurrente, afecta el rendimiento académico y, muchas veces, responde a problemas de salud, transporte, situaciones familiares, violencia o desmotivación.
“Muchos niños tienen que estar en sus casas cuidando a familiares, otros de escuela superior trabajan en la noche, y se levantan cansados, y otros dicen que encuentran la escuela aburrida”, confirmó Negrón, al ser cuestionada acerca del tema.
En el año escolar 2024-2025, un 30% del estudiantado tuvo ausentismo crónico, aunque se logró disminuir en un 6%, según la superintendente, quien todavía espera que esa reducción se certifique a nivel estatal.
El ausentismo crónico es un fenómeno ligado a la pobreza. La tasa de pobreza de la ciudad de New Haven es de un 25%, según la Oficina del Censo de Estados Unidos. Sin embargo, un estudio interno que el distrito hizo sobre las desventajas económicas de sus estudiantes reveló, en octubre de 2024, que el 75.5% vivía bajo el nivel de pobreza.
“El nivel de lectura también, cuando vemos nuestras evaluaciones, va subiendo la habilidad de los estudiantes, pero no llegan al nivel competente, que es más alto”, continuó la educadora.
El año anterior, el distrito identificó un crecimiento de 0.5% en el nivel de lectura desde tercer hasta duodécimo grado, “pero la ‘data’ sigue indicando que la mayoría de los niños con esta dificultad son de color”, especificó.
Recortes de fondos
De todos los retos que el distrito tiene que superar, el más grande “es lo que está pasando a nivel federal, el gran plan del presidente Donald Trump”, señaló Negrón.
“Tengo que pensar qué hacer si recortan o retienen el dinero que entra a través de los títulos federales I, II, III y IV”, enfatizó.
Aunque el Departamento de Educación federal ya desembolsó los fondos que habían sido retenidos por orden del presidente, persiste la preocupación de que, en algún momento, pueda volver a ocurrir.
El Título I destina dinero para programas que ayudan con el desarrollo académico de niños viviendo bajo el nivel de pobreza; el Título II, para la formación del profesional docente; el Título III, para servicios de estudiantes aprendices del inglés; y el Título IV, para ofrecer una educación integral.
En 2024, la superintendente tuvo que trabajar con un déficit de $23.3 millones, lo que la obligó a cerrar una escuela y consolidar otras. Por suerte, relató, pudo reubicar a todos los maestros.
“Aun siendo Connecticut uno de los estados más ricos, la fórmula que se utiliza para pagar la educación pública tampoco nos favorece y debería ser reevaluada”, sugirió.
La fórmula, conocida como “Costos Compartidos de Educación” (ECS, en inglés), consiste en distribuir los fondos a las ciudades del estado a base de la capacidad financiera que tenga cada municipio para apoyar a sus escuelas. También, contempla las necesidades económicas o de lenguaje de los estudiantes de cada área.
Por lo tanto, no todos los distritos escolares reciben la misma cantidad de dinero. Negrón recalcó que algunas ciudades tienen excelentes recursos y otras, como New Haven, Waterbury y Bridgeport, donde reside una gran cantidad de boricuas, tienen que recortar fondos –municipales– constantemente “porque ese método no ha sido actualizado, y los que terminan perdiendo oportunidades son los latinos”.
Otro factor que le preocupa con relación a los recortes en fondos son los almuerzos gratis. El costo de los almuerzos en las escuelas públicas de Connecticut se basa en el nivel de pobreza de la ciudad, razonó.
“En New Haven, se le ha podido pagar desayuno y almuerzo a los estudiantes en los pasados años, pero tengo niños que siempre llegan con hambre y percances de salud. Eso no son condiciones óptimas para aprender”, estableció la profesora.
Con los recortes, tampoco podrían operar, en dicho momento, las clínicas de salud escolares que, actualmente, fungen como servicio esencial para la mayoría de los estudiantes en pobreza.
“Quizás, esa es su estrategia (del estado), y los afectados somos nosotros. Yo sí conozco la realidad de lo que es vivir con hambre y el dolor que siente un padre cuando no le puede dar a su hijo lo que necesita”, manifestó.
Negrón dejó claro que nada la desenfoca. “Seguimos fieles a nuestro norte, que es educar a cada niño que entra por nuestras puertas, no importa de dónde venga”, enfatizó.
Recursos efectivos
Para mitigar el ausentismo crónico, el distrito ofrece en sus escuelas los “Seis Caminos Conectados con la Carrera Profesional”, un programa que ha resultado efectivo y que está enfocado en motivar y preparar a los estudiantes para la universidad y el mundo laboral.
Las seis rutas en las que los alumnos de escuela superior pueden desenvolverse son: Cuidado de la Salud, Manufactura, Artes Culinarias, Biociudad, Educación y Negocios. Con ellas, pueden completar hasta 27 créditos universitarios antes de graduarse.
El camino de Cuidado de la Salud, por ejemplo, está afiliado con el Hospital de Yale. En el caso de Manufactura, “en abril, inauguramos el primer laboratorio de manufactura en una de las escuelas superiores con unas máquinas impresionantes, que esos jóvenes están listos para salir y conseguir un trabajo con un sueldo de $100,000 anuales”, aseguró Negrón.
Por otra parte, la Universidad de Yale le encomendó una beca al distrito, de $10 millones, a través de cinco años, para respaldar a los maestros, o a los que se estén preparando para serlo, al completar certificaciones en áreas con escasez.
“Como líder del sistema, quiero que los estudiantes y maestros sientan que les abrimos caminos a sus metas y que no hablar inglés, o no ser blanco, no predice su futuro”, concluyó Negrón.